Habla con tus adolescentes de sexualidad ahora, o alguien más lo hará
- patchave7
- 1 sept 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 2 sept 2020

Por Patricia Chávez
No hay momento que más confronte a los padres que la sexualidad de los hijos.
Si bien es cierto que de los padres se espera guía y comprensión en las diversas etapas de la vida, la realidad es que entre la preadolescencia y la adolescencia los padres nos enfrentamos a una realidad poco cómoda, el inicio de la inquietud de la sexualidad de nuestros hijos.
Entre los 10 y los 17 las hormonas están a todo lo que dan y si a eso sumamos los memes, la música, la hipersexualización de los medios y las redes sociales; la necesidad de tener esta conversación es crucial.
El reto, es que a muchos padres no les gusta hablar de sexualidad con sus hijos, porque en ese momento muchos descubrimos que se trata de nuestros propios tabúes. La sexualidad es increíble cuando se trata de nuestra sexualidad, ¿pero es inadecuada cuando hablamos de la de los hijos? ¿Qué pasa? ¿Por qué nos cuesta tanto trabajo entender que los hijos crecen y que ellos al igual que nosotros tienen inquietudes, preguntas, ganas de experiencias, fantasías? Se nos olvida que nosotros pasamos por esos enamoramientos, la energía, el primer beso y esa necesidad de estar pegado al otro todo el día por lo que nos provocaba que era totalmente nuevo y diferente.
Si no abrimos la plática con la naturalidad que requiere como padres estaremos perdiendo la gran oportunidad de comunicarnos a tiempo en un tema crítico para la educación integral de los hijos. Ya no son niños, con o sin nuestro permiso sienten lo que sienten.

ALDO MURILLO / GETTY IMAGES
Mejor que estemos cerca y enterados de lo que los inquieta. Abiertos a sus preguntas, a su energía, a llamar a las cosas por su nombre, que ser los grandes ausentes en la educación sexual de nuestros hijos.
No es cuestión de satanizar, ni de prohibir. Con eso sólo nos alejamos de ellos. Se trata de compartir la experiencia y generar confianza. Algunos padres sienten que al hablarlo dan el permiso de iniciar una vida sexual a temprana edad; cuando en realidad dan guía y herramientas para tomar mejores decisiones. Otro gran error es negarlo, no hablar de sexo en lo absoluto y creer que con eso los hijos ni lo piensan, ni les interesa. Es absurdo. Estén seguros de que con alguien más lo están investigando. Alguien más está hablando de sexo con ellos y no son sus padres. ¿Qué idea queremos que nuestros hijos tengan de la sexualidad? ¿De sus cuerpos? ¿De su autoconfianza y su valor? ¿De su protección? El que no lo hablemos, no es que esa sexualidad desaparezca.
Somos los adultos. Nos toca poner a un lado nuestros prejuicios, enfrentar el miedo a que los hijos se equivoquen, documentarnos, pedir apoyo si es necesario y estar atentos para poder apoyar a quienes despiertan a una de las etapas naturales en el desarrollo de toda persona.
Los padres son los que deben enseñar a los hijos que hay ganancias en la sexualidad sana, que también hay consecuencias y sobre todo a que tienen derecho a decir que NO y que ese NO debe ser respetado. Hablar del consentimiento: que es el hecho de cambiar de opinión en cualquier momento. Que ella o él pueden decidir sobre su cuerpo. Que tienen derecho a protegerse y que no todos van a tener la misma intención que ellos. Es importante que ellos sepan que siempre pueden contar con nuestra ayuda si tienen que salir de una situación de riesgo. Pensemos que no sólo estamos hablando de prevenir embarazos, también hablamos de prevenir abusos sexuales. ¿Quién mejor que los padres para explicar esto con amor?
No es una conversación cómoda y menos si nosotros sentimos incomodidad frente a nuestra propia sexualidad; pero al ser mayores y los responsables del cuidado de nuestros hijos, debemos hacer la tarea y abordarlo de la manera más conveniente para su edad.
Pidamos ayuda si no nos sentimos a gusto, para eso existen los especialistas, también hay excelentes textos de adolescentes y sexualidad...Información y recursos para hacerlo correctamente hoy, tenemos de sobra.
Los hijos necesitan tener un espacio seguro, de confianza y escucha abierta.
Hablar e informar empodera a ambas partes. Por el contrario, restringir y prohibir, no sólo reafirma los prejuicios familiares que pueden afectar de por vida a los hijos; sino que los ponen en un alto riesgo de seguridad física, emocional y su salud en todos los sentidos.
Habla con tus hijos de sexualidad ahora, o alguien más lo hará.
Bibliografía sugerida.
“Adolescencia: Una guía sin prejuicios para padres e hijos” Autores varios
“Como hablar de sexo con los adolescentes para que te escuchen” de Amber Madison
“La educación afectiva-sexual para adolescentes” de Clemente Franco Justo, Encarnación Soriano y Antonio José González Jiménez
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