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Cuando la censura (o la ignorancia) nos alcance

  • Foto del escritor: Ecléctica colectivo multidisciplinario
    Ecléctica colectivo multidisciplinario
  • 7 nov 2020
  • 6 Min. de lectura

Por Luis Jasso

¡Ya basta! Dicen que según Maquiavelo, “el fin justifica los medios”, pero hay tanto que se puede debatir sobre esa idea que hasta provoca flojera. Hoy, Facebook mantiene una actitud de persecución contra lo que ellos consideran ideas radicales que promueven el odio. De entrada suena bien, pero en la práctica, la red social ha caído en el fanatismo, la idiotez y la condescendencia. Hoy, si usted comparte algo de Varg Vikerness le cierran su cuenta por 30 días. Se entiende que si usted querido lector no está enterado de lo que pasa en el mundo del rock pesado, el nombre, de entrada, no le suena. Bueno, pues según Facebook, Varg promueve discursos de odio racista y representa un peligro para el buen andar del mundo de hoy, un mundo en el que los bastiones de soberanía sucumben ante la insensatez de la modernidad, como la RAE que ha aceptado el término “elle” como válido para definir a quien no se acepta o entiende ni como hombre ni como mujer, por ejemplo. Pero ahí no para la cosa, si bien es cierto que Vikerness tiene un pasado convulso (asesinato y quema de iglesias), su música no necesariamente incita al odio. Además de diversos individuos, Facebook ha censurado la cuenta de un sello discográfico llamado Sathanath Records, la versión italiana de la relevante revista Metal Hammer, el sello polaco Witching Hour y algunas bandas. Hoy, escuchar música es peligroso -según Facebook- y para evitar que la pobre gente descerebrada y sin criterio sea absorbida por esta entidad maligna -Varg-, prohíben. Claro, si la polémica viene del lado de algo más “moderno”, como Cardi B y su muy explícito sencillo WAP (que por cierto quiere decir Wet Ass Pussy), no dicen nada. Y que quede claro, el ejemplo no es para promover la censura de Cardi B sino para mostrar la doble moral de Facebook, la red social donde hay páginas de pederastas (1) y donde se cuelan constantemente videos de violencia explícita (2), no la imaginaria relativa a bandas de rock.

Algunos aferrados -por no llamarles ilusos- se apegarán a la grandiosa frase del Quijote, “ladran Sancho, señal de que avanzamos” para decir que el metal siempre ha sido rebelde y anti estatus quo -lo cual es cierto- y que es bueno que pasen estas cosas porque demuestra que la sociedad hipócrita debe ser denunciada y bla bla bla. Y en el fondo es cierto, el problema es que no levantar la voz y permitir estos atropellos abren la puerta para que más adelante se censuren más bandas. Porque los griegos Rotting Christ y los finlandeses Impaled Nazarene por ejemplo tienen nombres que ofenden a muchos, y los suecos Marduk llevan el paganismo desde el nombre que hace referencia a un Dios de Babilonia, así que de prevalecer la lógica de Facebook, habría que eliminar sus cuentas porque promueven el odio a la religión católica. No importa que los reggaetoneros hablen de sexo explícito de manera vulgar, o que históricamente, la balada romántica en México haga referencias a ciertos abusos, como la aparentemente bella e inofensiva “Luces de Bohemia para Elisa” de Emmanuel, que dice “De tus pantorrillas aceradas, yo colgaba mis miradas, mientras iba maquinando dónde, cómo, cómo y cuándo, se le ataca a una puberta en flor”. O qué tal el clásico de todos los bailes, “17 años” con su “Amigo sabes acabo de conocer, una mujer que aun es una niña. ¿Sabes? tiene los 17 aun, es jovencita y ya es mi novia. Amo su inocencia, 17 años. Amo su errores, 17 años”.

Entonces, el problema va más allá de castigar a un personaje que es identificado con la frase aquella del Black Metal Noruego de los años 90: “la única Iglesia que ilumina es aquella que arde”, referencia al acto iconoclasta de incendiar templos -sobre todo de madera- para establecer un punto de vista. Facebook se quiere presentar como cuidador de la moral, pero no tiene ni idea de lo que hace.


Al final del día, lo que algunos ven como transgresión peligrosa, otros lo ven como una forma válida de luchar por sus ideales y no dejarse controlar; aspiran a pararse sobre los hombros de otros gigantes, como dijera hace algunos cientos de años Isaac Newton. Para otros, levantar la voz contra estas arbitrariedades les hace sentir que no se doblegan y que al menos podrán decir que aprendieron bien de John Lennon, quien dijera que la vida es aquello que sucede mientras tú estabas ocupado con otras cosas. Es decir, prefieren enfrentar la vida y aceptarla como un camino carretero que cruza las montañas y que por ende implica un recorrido de subidas y bajadas, curvas peligrosas y diversos paisajes, en lugar de una carretera de desierto, recta, sin cambios en el paisaje ni vueltas ni nada, como autómatas.

Luego, claro, esta el problema de que en la era de la información la gente está más desinformada que nunca. Hoy San Google y Santa Wikipedia marcan el camino y nadie -o muy pocos- lo cuestionan. Si alguna información aparece en las primeras tres o cuatro referencias de Google, entonces es verdad. Ya no caben los matices, como ese que explicaba El Tri en su canción “Otra Tocada” y que dice: “nada es mentira, nada es verdad, todo es según el color del cristal”. Hoy, el mundo… no, hoy, la gente que vive en Facebook se atormenta por lo sucedido contra la revista Charlie Hebdó y ponen moños negros de luto por los actos terroristas contra una revista que se burló incansablemente del Islam, y no entiende la gran contradicción que supone que en esa misma red social se censure a una banda como Burzum. Lo de la revista era libertad de expresión y parafraseando a Voltaire, puede uno no estar de acuerdo con lo que ahí se dice, pero se debe defender con la vida el derecho a decirlo, pero en realidad se toman esas actitudes porque la agresión fue contra una religión diferente a la predominante en el mundo occidental. Sin embargo, cuando un músico tiene entre otras cosas una postura anti cristiana, entonces no caben los moños negros y las protestas de teclado, ahí si vale la censura. Hipócritas.

O tal vez no sea hipocresía sino desidia por investigar y aceptación de datos sin cuestionar. Y es que, querido lector, en este texto se han escrito muchas mentiras que millones de personas consideran verdades. No fue Maquiavelo quien dijo que el fin justifica los medios sino el poeta Ovidio, que lo escribió en su poema llamado “Herodes II”. ¿Y Don Quijote? Tampoco, esa frase no existe en ninguna de las dos partes del clásico de Cervantes. La referencia primigenia es un poema del alemán Johann Wolfgang von Goethe: “en busca de fortuna y de placeres, más siempre atrás nos ladran, ladran con fuerza” y la referencia moderna es una adaptación del poeta y periodista nicaragüense Rubén Darío, quien acuñó el “ladran, Sancho, señal de que avanzamos”, para burlarse de aquellos que lo criticaban por su origen mestizo. Igualmente, la paternidad de John Lennon sobre la metáfora de la vida es incorrecta; si bien él escribió esa frase como parte de la canción “Beautiful Boy”, la frase original se publicó en 1957 en una revista, y su autor fue el escritor y monero Allen Saunders. Y finalmente, la rebelde y antagónica “la única iglesia que ilumina es aquella que arde”, si bien se ha transformado en algo así como un grito de batalla de sectores sobre todo juveniles que no quieren vivir bajo el yugo de ninguna religión, no es obra de ninguna banda del llamado Black Metal Inner Circle (3), sino de Pedro Kropotkin, uno de los fundadores del anarcomunismo, y popularizada por Buenaventura Durruti, anarquista español que jugó un rol importante durante la Guerra Civil de ese país.

Así las cosas, mientras al aparente vocero de lo normalidad actual (Facebook) le baja tres rayitas a su lastimera postura, bien haríamos todos en regresar a lo básico y aprender a determinar contextos. Así, cuando alguien le diga negro a un amigo que no se ofende por el apodo, tampoco se ofenderá el paseante casual que escuchó sin querer. Igualmente, cuando alguien grite “puto” en un estadio de futbol no será necesaria la censura de la corruptísima FIFA, porque el grito tiene muchos ingredientes, pero ciertamente la homofobia no es uno de ellos. Y finalmente, cuando alguien lea una frase deslumbrante, no caerá en el error de quedarse con los dichos de San Google o Santa Wikipedia para, eventualmente, hacer el ridículo.

(1) https://www.google.com/search?q=pederastas+facebook&rlz=1C1CHBD_esMX885MX885&oq=pederastas+facebook&aqs=chrome..69i57.3793j1j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8

(3) https://www.jotdown.es/2016/09/erase-una-vez-noruega/

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